El líder de Ciudadanos ha propuesto al jefe del Ejecutivo en funciones un total de cuatro pactos de Estado: educación, despoblación, inmigración y seguridad.

Albert Rivera tiene muy claro que quiere ser la oposición de la próxima legislatura, pero también controlar al nuevo gobierno con lealtad y sentido de Estado. Por eso, en lugar de las peticiones que Pablo Casado le hizo el lunes a Pedro Sánchez, Rivera le ha ofrecido apoyar para que los socialistas inicien el requerimiento previo a la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña.

El líder de Ciudadanos no ha querido quedarse atrás o retroceder en cuanto a su discurso, que lo ha mantenido al completo y, sobre todo, en el asunto catalán. Eso sí, ha dejado claro que es el propio presidente del Gobierno el que no es partidario de poner en marcha el artículo 155, al contrario que Rivera que lo ve necesario para garantizar el imperio de la ley en la comunidad autónoma donde está como presidente Quim Torra.

Según Rivera, las situaciones que se dan en Cataluña, como cortes de carreteras por Comités de Defensa de la República (CDR), sometimiento de los Mossos d’Esquadra al independentismo, manipulaciones televisivas o adoctrinamiento y presencia de lazos amarillos y esteladas en las escuelas es algo que capacita para requerir a Torra.

«Por el bien de España, Sánchez puede contar con los escaños de Ciudadanos». Aun así, los escaños de su partido son innecesarios para aplicar el artículo. En las elecciones al Senado, Ciudadanos obtuvo solo cuatro escaños, mientras que el PSOE tiene un total de 121, mayoría absoluta en la Cámara Alta, que es donde se aprobaría la vigencia del 155 a petición gubernamental.

En caso de que el PSOE decidiera aplicar el 155, solo tendría que iniciarse el mecanismo sin necesitar los apoyos de otros partidos. Algo parecido a lo que ya ocurriera en el Gobierno de Mariano Rajoy, donde al ostentar el PP la mayoría absoluta en la Cámara Alta, podían hacerlo. Sin embargo, decidieron actuar con el apoyo de socialistas y liberales para dar legitimidad a la aplicación del artículo.

Una oposición firme, leal y con sentido de Estado

Esas son las palabras que Rivera ha repetido con respecto a su formación. Quiere ser una fuerza política de oposición al Gobierno, pero también de soluciones. Y por eso ha propuesto a Sánchez cuatro grandes asuntos y pactos que trascenderían los intereses partidistas. Se ha referido así a educación, despoblación, inmigración y seguridad y lucha contra el terrorismo.

En cuanto a educación, Rivera le ha echado en cara que el PSOE se levantase del pacto de Estado de la última legislatura y le insta a recuperarlo. También ha hablado de la «España vaciada» y ha hecho hincapié en la inmigración. Es en este último asunto que ha propuesto agilizar la inmigración regular de «personas que vienen a trabajar», así como «luchar contra las mafias» que se aprovechan de loss migrantes que llegan a Europa en situación irregular.

Otra de las oposiciones de Ciudadanos al PSOE será en cuanto a nivel económico. Rivera considera que los socialistas se apoyarán en Podemos y «maltratarán» a impuestos a los españoles, como la subida del IRPF, diesel, o el mantenimiento del Impuesto de Sucesiones.

El encuentro entre Rivera y Sánchez

El encuentro que han mantenido los dos políticos ha sido más corto que el que ocurriera el lunes entre Pablo Casado y Pedro Sánchez, con apenas cincuenta minutos.

El líder del PSOE ha recibido con formalidad al de Ciudadanos, pero con muy poco intercambio de palabras ante los medios.

A pesar de que Rivera se califica a sí mismo como «líder de la oposición», lo cierto es que Sánchez no le ha reservado un día en exclusiva, sino que, esa misma tarde, se reunía con Pablo Iglesias, y la sala de prensa para comparecer no era la misma que la de Pablo Casado.

Comunicación fluida y cordial

Por parte de La Moncloa, la reunión ha sido calificada de fluida y cordial y ponen de manifiesto el hecho de que ha «contribuido a normalizar las relaciones institucionales y el diálogo político». Inciden, como ya lo hicieran con Casado, en que se ha de mantener una «comunicación permanente» sobre Cataluña y añaden los temas que Rivera comentó así como la transición ecológica.

«Yo no mido el tamaño de las salas. No sería un líder político del nivel de este país si me dedicara a comentar el tamaño de las salas», ha respondido a algunos periodistas, además de lanzar algunos mensajes a Casado al solicitar este que los liberales permitieran una investidura de Sánchez con la abstención, algo que el propio Casado no ofrece.

«Bastante tiene el señor Casado con lo que tiene para meterle el dedo en el ojo. Lo que dijo Casado habla por sí mismo. No me voy a aprovechar de esas declaraciones. Mi objetivo es controlar a Sánchez en la oposición».

Fuente: ABC.