Pedro Sánchez gana para su partido, el PSOE, 123 escaños derrotando así al frente de derechas y venciendo a un Casado al borde de su extinción.

La ultraderecha consigue entrar en las Cortes por primera vez en democracia e Iglesias pierde escaños pero gana oportunidades para influir en el Gobierno.

El resultado de ayer no era el esperado por muchos. Si bien todas las encuestas le daban la batalla como ganador al PSOE, lo cierto es que lo que pasó con las derechas nadie se lo esperaba.

Retrotrayéndonos al 10 de febrero, cuando los líderes de los partidos centro-derecha convocaron una protesta en la Plaza de Colón, en Madrid. Allí, los líderes, Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal hicieron historia reuniendo a un sinfín de personas que gritaban por unas elecciones, por un cambio de gobierno, porque Pedro Sánchez estuviera en el poder cuando no había sido elegido y por poner a España en manos de los independentistas. «Una gran moción de censura contra el okupa de la Moncloa», soltaban en esa macromanifestación.

Pero ahí se quedó todo.

Porque aunque Sánchez les dio las elecciones generales que querían, los resultados no han hecho más que afianzar al PSOE en el Gobierno, fortalecido incluso.

Esa instantánea de las tres derechas dio miedo. Pero no dieron en el clavo pues ha sido el PSOE el que ha ganado las legislativas con 123 escaños, y con mayoría absoluta en el Senado. Ahora se plantean varios pactos, lo que provoca que de nuevo haya una incertidumbre. ¿Pactará Ciudadanos con PSOE como han recomendado desde Francia?, ¿Aceptará de nuevo a los independentistas el PSOE para poder gobernar? ¿Qué ganará y perderá España?

El orgullo de Sánchez

Sánchez tiene que estar henchido de satisfacción. Y no es para menos. Muchos pensaban que no sacaría tantos escaños, otros, que las tres derechas se unirían para desbancar a Sánchez. Y lo cierto es que no ha sido ni una cosa ni otra. Pero el PSOE necesita ahora acuerdos de la izquierda para conseguir gobernar, y solo con un partido no hay suficientes, por lo que hay que pensar si van a participar soberanistas, o bien Ciudadanos.

«¡Con Rivera no! ¡con Rivera no!», gritaron los que se concentraron anoche en la calle Ferraz. El secreario del PSOE lo dijo: «ha quedado claro». Y también aclaró que va a moverse en postulados progresistas, pero sin poner vetos a nadie. Quiere ser el «presidente de todos».

Pablo Iglesias, de Unidas Podemos, ha obtenido un resultado poco agraciado para él, el peor del que ya obtuviera en 2015 o 2016, pero suficiente para un pacto con PSOE y poder así entrar en el consejo de ministros. A eso se aferra ahora mismo el líder del partido y por eso fue de los primeros en llamar a Sánchez, suponemos que para felicitarlo y de paso concertar una cita y hablar de pactos. Pero por mucho que queramos, lo cierto es que los pactos tardarán en llegar debido a los nuevos comicios autonómicos, locales y europeos.

La ultraderecha en las Cortes

Una de las sorpresas, que ya se veía venir, ha sido la irrupción de Vox en las Cortes debido a los 24 representantes que ha obtenido la formación verde de Santiago Abascal. Sin embargo, se alejan, y bastante, de los 50 que decían que iban a obtener. Sin embargo, ya se califican como «la resistencia», prometiendo a los fieles del partido ser «un auténtico torbellino» en las Cámaras.

Sánchez ya puede enorgullecerse de haber ganado unas elecciones generales, y no solo las primarias socialistas. A pesar de que fue elegido como presidente por el Parlamento, no por sufragio directo, tras la censura a Mariano Rajoy debido a los casos de corrupción que iba saliendo, parece que ha convencido a una gran mayoría de españoles para seguir en el poder. Y no solo eso, deja a una oposición debilitada, fragmentada y sumida en una crisis sin precedentes.

Casado en una situación crítica

El partido que peor ha quedado ha sido el PP. Las elecciones generales las salda con más de la mitad de escaños, conseguidos por Rajoy, ahora perdidos. ¿Será por ese apoyo a Vox? ¿Será porque Casado no convence? La radicalizada estrategia, muy parecida a la de Aznar, ha hecho que los nacionalismos e independentismos sumen. Pero no él.

Muchos en el PP piden ya su cabeza, mientras otros lo apoyan y animan a estar en la oposición. Ahora queda saber lo que pasará. Pero eso será con tiempo, porque la investidura se retrasará hasta junio. Como poco.

Fuente: ElPeriódico.